La noche comenzaba fuerte, como lo hace “Mangy Love”, el noveno y quizás más brillante disco de Cass McCombs (con permiso de “Catacombs” (2009)).  Las luces del Teatro Lara se apagaban a medio gas y sobre las tablas del mítico espacio aparecía Mr. McCombs acompañado de una banda que en formato cuarteto fue cómplice de los momentos más emocionantes de la velada. Entorno emblemático para concierto emblemático.  Un tímido saludo y los pequeños acoples de rigor que fueron subsanados rápidamente con un sonido que hizo justicia a un memorable concierto, marcaron el inicio del show. Sonaba “Bum Bum Bum”, que abre el último trabajo del californiano, y que arrancó los primeros aplausos. Así, desde el principio.

 

Cass McCombs

Cass McCombs 2

 

Cass McCombs fue escueto en palabras, alimentando ese halo de misterio que le rodea y que lo tilda de poco amigo de las entrevistas. Prefirió hablar a través de su virtuosismo con la guitarra. El autor de canciones como “Morning Star” no se cortó en detalles, arpegios y diferentes juegos improvisados que dibujaron estructuras y atmósferas inexistentes en el disco. Grandes culpables de esto fueron los músicos que lo acompañaron. Las emotivas líneas y punteos de bajo, las repetitivas e hipnóticas estructuras del sinte analógico, el absorbente sonido del Rhodes… todo parecía estar alineado con un único fin: el de sumergirnos en un viaje sin retorno a la variedad de estilos y sonidos que esconde la obra completa de Cass McCombs con la que coqueteó durante toda la noche. Escuchamos “Brighter!”, “That’s that”, “Country Love”

 

Cass McCombs 3

 

Pero también hubo espacio para temas de “Mangy Love”, claro. Sonaron “Opposite House”, “Medusa’s Outhouse” o “Run Sister Run”. “Esta canción es para bailarla, pero ya veo que estáis sentados”, comentó el músico antes de introducirse en los sonidos cálidos, latinos y folclóricos de “Run Sister Run”. El tema puso de manifiesto, como todo el concierto, que Cass McCombs ahora está abierto a canciones jocosas, más frescas y menos introvertidas que etapas anteriores. Quizás sea eso y a la vez la atemporalidad intrínseca de todos sus trabajos lo que lo sitúe entre nuestros cantautores americanos favoritos de los últimos años.

 

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