Tocaba poner punto y final a una nueva edición del 981 Heritage SON Estrella Galicia. El festival celebrado en diversos escenarios a lo largo de 2015 y que ha unido en un mismo cartel a formaciones con propuestas extremadamente diferentes en las que el nexo de unión era el nivel de calidad echaba el cierre a un año en el que se ha vivido el triunfo de Kiasmos con sold out incluido, la mágica deriva de Niño de Elche, el regreso de Godflesh o la revolución sonora de Boreals. Tras meses de grandes nombres y conciertos a recordar, era hora de echar el cierre y pensar en 2016. ¿Cómo despedirse por todo lo alto? La respuesta venía de Suecia en forma de rizo, carácter y estrella.

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Neneh Cherry se convirtió ayer en maestra de ceremonias final del 981 Heritage SON Estrella Galicia 2015. No había dudas de que su concierto, celebrado ayer en la madrileña sala Joy Eslava, sería un caballo ganador. Lo que no se esperaba es que la artista -que llegó para presentar su último trabajo, “Blank Project” (Smalltown Supersound, 2014)- acabase haciendo historia con uno de los mejores directos que el festival pueda recordar en su más de diez años de vida.

Una enorme pantalla blanca aguardaba mientras Le Parody llevaba la alquimia de su último trabajo, “Hondo” (Warner, 2015) al escenario. Ritmos africanos, electrónica, folclore y art pop encajando con gracia y calidad en una nueva demostración de que en el 981 Heritage los artistas encargados de abrir los shows son siempre un acierto. Tras su actuación, aquella imperiosa pantalla se tornaba en negro y comenzaba a proyectarse en ella uno de los juegos visuales más interesantes vistos en un concierto. Era el regreso material de Neneh Cherry.

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Porque Cherry llevaba desaparecida mucho tiempo. Tras publicar en 1996 “Man” (Virgin), la de Estocolmo decidió no volver a entrar en un estudio bajo su nombre. Nada de carreras agonizantes acompañadas por infiernos personales. La hija de Don Cherry se encontraba en un buen momento musical. Demostró que no era adicta al reconocimiento. Tampoco a la nostalgia. Simplemente se convirtió por elección propia en esa artista que colaboraba con otros para otorgar calidad a los proyectos. Neneh Cherry convertida en leyenda, una leyenda que se acrecentó con su regreso el pasado año. “Blank Project”, un álbum contemporáneo que habría firmado cualquier artista veinteañero con ganas de cambiar la música. En su lugar, la autora pasa el medio siglo de vida. La juventud está sobrevalorada.

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Sonaba “Spit Three Times” para comenzar. Si en el reciente álbum su atmósfera es casi minimalista, cálida, ligera como el trip hop que se encargó de amadrinar hace un par de décadas, en el directo Neneh Cherry quería hacer vivir otra experiencia. Quedó comprobado justo después, cuando la canción titular y “Weitghless” inundaban Joy Eslava. Todo era abrasivo, extremadamente rítmico, potente hasta la extenuación. Una bomba sonora que se esparciría durante hora y media fabricada por el dúo Rocketnumbernine, artilleros de primer nivel y espectadores de excepción ante el regreso de una artista en plena forma que ya planea para 2016 la continuación de su estado de gracia eterno en forma de álbum. Ese estado de forma era visible en cada instante, una celebración en la que Cherry no dejaba de agitarse y sonreír bañada entre tirabuzones, bailando a cada momento y arengando a la masa, consciente siempre de su objetivo; lo que estaba sucediendo allí no podría olvidarse fácilmente. La experiencia traspasó su último trabajo para atrapar épocas de su primera etapa. “Woman” y “Buffalo Stance” como colofón final de un concierto propio de una leyenda.

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